Hace ya millones de años, cuando aún conocíamos los
rostros de nuestros dioses, cuando los animales salvajes eran bondadosos y
mansos (excepto uno que otro dragón que sintiera hambre, o que le fuera robado
su preciado tesoro). En ese tiempo donde la tierra aún era muy joven, las
criaturas vivían en total armonía, los humanos no estaban en todas los lugares;
pero en lo que se puede considerar la propiedad humana existió un pequeño reino
llamado Truster, siendo este el más enorme de los reinos, de toda la tierra,
más grande que cualquier ciudad de ese entonces.
Este reino poseía el más hermoso castillo que se
hubiera construido en todos los tiempos, sus colores eran hermosos, sus techos
eran de un azul rey profundo y en ocasiones se llegaban a confundir con el azul
del cielo; sus paredes totalmente construidas en marfil blanco brillante hacia
que desde lejos dieran solo ganas de mirar aquel hermoso castillo, aunque en
días muy soleados el brillo de estos muros eran tanto que podían lastimar la
vista. Era tan enorme que desde kilómetros se podía observar su esplendor. Las
casas a su alrededor no eran menos lujosas, todas contaban con hermosos
colores, y grandes acabados. En Truster no se discriminaba a nadie por tener
menos dinero, todos eran considerados iguales, pero ciertamente entre más cerca
estuviese la casa del castillo, el rango de la persona que viviera allí era más
alto. Aunque me podría quedar describiendo este hermoso reino de verdes praderas
por horas, la historia se centra en las personas que vivían adentro del hermoso
castillo.
El rey de aquel hermoso reino era un hombre sabio,
justo y tal vez el mejor rey. Él fue enviado por los dioses para así gobernar a
todos los humanos. Este rey (que no recuerdo su nombre) era el más sabio de
todos los reyes de ese entonces, por esto nunca opto por querer la guerra. Aunque
aun así el tenia los mejores guerreros jamás vistos, poderoso magos, fuertes
guerreros, audaces y veloces arqueros; cada uno de estos guerreros tenía algo
como una habilidad especial, aunque la mayoría de las veces ellos solo
estuviera ayudando a los campesinos.
Definitivamente el más fuerte entre todos era un
hombre llamado Lich, un feroz guerrero y
poderoso mago, creador de muchos de los conjuros que aun se usan. Lich tenía
casi todos los conocimientos de la magia blanca, pero su poder y ambición lo
cegaron, así estudio las oscuras artes de la magia negra, y después del tiempo
quiso más y más. Al pasar los años descubrió el poder de revivir a los caídos,
con el cual podía hacer que los cuerpos
muertos se levantaran y le obedeciesen. A nuestro Rey no le parecieron muy convenientes
los nuevos hallazgos de Lich y luego de muchas discusiones le ofreció la opción
de no volver a practicar estar artes o seria desterrado. Lich tan ambicioso
prefirió marcharse del hermoso reino, y con él se fue gran parte de los que
estaban en contra del rey.
Con el tiempo Lich se borró de la mente de aquel
pueblo, ya su vida era algo como una leyenda; el rey (que después de 100 años
aún seguía vivo) pensaba que el destino de Lich fue morir en sus estudios
oscuros y no volver nunca más.
Exactamente cuando se cumplieron 100 años del
destierro de Lich, paso algo que nadie esperaba: una horda de ogros y bandidos
ataco el castillo, era millones de enemigos, se podían ver en los cielos
dragones expulsando veneno (y no fuego como debían), gigantes y cientos de
troles, eran muchas criaturas como para recordarlas todas. En la mitad del
ejercito, montando un maravilloso y enorme dragón, estaba Lich; pareciera que no había envejecido ni un
segundo y un aura negra cubría todo su cuerpo. En un segundo el ataque se
detuvo, todas las criaturas se arrodillaron mirando fijamente a Lich, en ese
momento todos se llenaron de una aura negra, segundos más tarde un grito que
retumbo por todas las paredes de aquel reino “Larga Vida al Rey Lich!!!”. Estas
tropas no estaban comandas por solo Lich, todos estaban comandados por el Rey
Lich, el hechicero negro más poderoso de ese entonces.
En esos pocos segundos en los que las criaturas
miraron a Lich, los guerreros de Truster ya estaban listos. Los arqueros
mandaban lluvias de flechas sobre aquellas criaturas, los magos con poderoso
conjuros los detenían mientras los ciudadanos se ponían a salvo dentro de las
paredes del castillo. Momentos más tarde de la parte posterior del castillo se
elevaron cientos de hermosos dragones, los dragones de Truster, cada uno tenía
un jinete que intimidaba tan solo con la mirada; e inmediatamente atacaron a
aquel invencible ejército. En pocos minutos de aquel solo quedan muy pocos: en el
aire revoloteaban 10 dragones y en los suelos no habrían más de 100 criaturas;
Lich aun sin moverse observaba como masacraban a su ejército que después de 100
años pudo organizar.
A lo lejos un arquero, el mejor de ellos grito un
hechizo y disparo una flecha directo a Lich, impactándolo en el corazón. Lich
inmediatamente cayó tendido hacia atrás, si el disparo de la flecha no lo
mataba, si lo haría la caída.
En ese momento todos gritaron “VICTORIA!!!”, ahora
solo faltaba terminar con los pocos que había, aunque en su mayoría huyeron por
el temor de no tener líder. Cuando los guerreros de Truster se retiraban, un
dragón que parecía estar muerto empezó a levantarse nuevamente, miro hacia el
cielo y segundos más tarde estaba en los aires como si nada le hubiera pasado. Antes
de que Lich tocara el suelo este dragón lo recogió en su lomo para luego
volverse a posar en el mismo sitio donde estaba Lich anteriormente. Nadie
entendía que pasaba, pero bueno que sería un dragón, contra cientos.
Aquel dragón se ilumino en un Aura negra, cada
momento parecía que fuera más espesa y no solo los mágicos la veía. En el lomo del
dragón permanecía el cuerpo inerte de Lich, cuando de repente su brazo se movió
a su pecho retirando la flecha con la que lo había, según todos, matado. Lich
se levantó nuevamente con movimientos lentos. Miro hacia todos los lados y vio
aquel mar de cadáveres, solo habían 3 o 4 dragones volando a su alrededor. Lich
soltó una enorme carcajada, era macabra. Aquellos dragones eran leales a Lich,
ya que el solo tuvo que mirarlos para que ellos se acercaran, cuando estuvieron
muy cerca, Lich desenvaino su espada y con un rápido golpe los mato a todos. El
cielo estaba muy nublado y lleno de sangre.
Nadie entendía que pasaba, el suelo estaba cubierto
de sangre, aquellos dragones desplomándose hacia el suelo. En ese momento Lich
limpio su espada con la mano y ordeno al último de sus dragones aterrizar; cuando
este toco el suelo pareciera que se iba a rendir. Clavo su espada en el suelo.
Todo estaba terminado, pero… Lich murmuro un conjuro y tocando la sangre que
tenia aun en su pecho, recorrió la espada con sus dedos, segundos más tarde el
aura negra que envolvía a Lich fue creciendo, todo su ejército caído volvió a
tener esta misma aura, pareciera que concentraba energía… Lich empezó a desatar
demasiado poder, tanto que pareciera que esta lo levantaba por los aires. De
Lich solo se oían gritos. Unos segundos más tarde Lich e nuevo alzo su espada y
monto su dragón, este se elevo por los aires rápidamente.
Lich miro a su alrededor y grito “AHORA ES MOMENTO
DE QUE EMPIEZE LA GUERRA !!!!,
TODOS LEVANTESE Y ATAQUEN!!!”
Los cuerpos destruidos empezaron a moverse torpemente, se levantaban, los
dragones ya muertos empezaron a estar de pie. Nadie creía que lo que veía, paso 1 minuto antes de que todos los muertos
ya estuvieran de pie; nadie hacia nada, solo estaban mirando. El jefe de los
arqueros ordeno disparar la lluvia de flechas de nuevo, muchos cuerpos cayeron
al piso, parecían más débiles que hace unos momentos. Los dragones no
emprendían vuelo, solo miraban y se movían lentamente.
El dragón donde estaba Lich gruño y exhalo una
enorme llamarada de veneno (si es que así se le puede decir), inmediatamente
todos los dragones tomaron vuelo, era demasiado rápidos, todos los que estaban
de pie fueron contra el castillo, los guerreros por fin salieron de sus lugares
a defender el reino. De nuevo comenzó la batalla, todos volvieron a sus
posiciones y continuaron destruyendo aquel ejército, pero parecía mucho más
resistente, las heridas no los detenían, ahora tenían que matarlos totalmente.
Cuando los cansados guerreros terminaron y gritaban victoria; de nuevo aquel
maldito ejercito se levanto, no pareciera tener fin, era el ejército invencible
de Lich. Y aquel malvado hombre se mantenía encima de su dragón sin mover un
dedo solo mirando con una sonrisa burlona en su rostro.
Ya iban varias horas luchando y parecía no acabar,
todo parecía perdido, Lich tenía un ejército invencible con miles de guerreros,
mientras al lado de nuestro rey solo habría 500 o 1000 guerreros con vida
peleando lealmente hasta el último minuto por defender su reino. Nuestro rey no
soporto ver más aquella espantosa escena, y aunque ya tenía una apariencia muy
anciana su deber era proteger su reino; se armó con todo su valor y aunque en ese
momento ya tenía más de 200 años aun conservaba su gran fuerza. 10 de sus mejores hombres lo acompañaron en
su gran hazaña de detener aquella batalla sin sentido. Cada uno monto un enorme
dragón, con muchas armaduras, todos eran de un color rojo brillante y sus
llamaradas llegaban tan lejos que apenas se podía ver el final.
El camino hasta donde se encontraba Lich era
difícil, cientos de dragones lanzado veneno, y cada vez que caía uno volvía a
los cielos otro.
Lich y nuestro rey se miraron fijamente unos
segundos, ninguno de los 2 lanzaba un ataque, sus 2 dragones se miraban y gruñían
con mucho odio, parecía no pasar nada, ninguno de sus guerreros parecía
preocuparse por Lich, solo seguían luchado, los 10 jinetes que iban con el rey
solo podían detener a los cientos de dragones para que no interrumpieran la
pelea.
El rey desenfundo su maravillosa espada y con un
grito su dragón lanzo una llamarada de hermoso fuego azul; el dragón de Lich inmediatamente
hizo lo mismo, exhalando fuego negro. Los 2 dragones mandaban coletazos,
mordidas, golpes con sus garras, hasta que al fin ambos se engarzaron y cayeron
a toda velocidad contra la tierra.
Ambos jinetes cayeron muy mal heridos, pero
siguieron enfrentándose, entre chispas y hechizos su pelea continuo; al rey
estar tan viejo, se canso demasiado rápido, pero seguía luchando; Lich
pareciera tener energía infinita, solo recibía heridas pero seguía peleando
fieramente. En unos segundos de arrogancia de Lich no quiso utilizar conjuros y
nuestro rey al fin lo derribo, clavándole su espada en el corazón grito con
todas sus energías ”grants masr bos tar!!!”. Inmediatamente una fuerte luz ilumino a ambos, a su
alrededor había un enorme círculo mágico, era un sello para detener la magia de
Lich. Nuestro rey sacrifico toda su energía sellando a Lich en una colina,
acabando con esta pelea, después de esto todos aquellos muertos vivientes
cayeron definitivamente.
Aquella oscura arte quedo sepultada por miles de
años con Lich y todo aquel que se atreviera a estudiarla era condenado a
muerte. Aquel lugar donde murió Lich se secó, y se hizo un enorme castillo alrededor
solo para proteger el sello mágico. Aquel sitio lo denominaron la fortaleza del
Rey Lich.
Fin
Esteban!!
Este es el capitulo 2 de Fuego Eterno, historia que esta en proceso de creacion por Esteban!
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