Hace un buen tiempo conocí una mujer, aunque ella ya me conocía,
incluso antes de saludarla por primera vez.
Era bella, su pelo negro y corto contrastaba con su hermoso
rostro; tus ojos te miraban y te dejaban totalmente absorto y perdido en su
belleza… y su sonrisa… su sonrisa te hipnotizaba al instante. Su vida era como
la de cualquier persona, a veces tenia risas, otras lágrimas, trabajaba duro
por lo que quería, tenia todo totalmente planificado; pero lo sentía inútil… siempre sabría lo que sucedería.
Su vida tenía algo especial (como lo pueden notar), ella sabía
exactamente que deparaba el futuro, todo estaba planeado por el destino y ella lo leía, como si frente a ella pasaran las
hojas de un diario. Si miraba la pasta de un libro ya conocía el final de este,
a cada persona la conocía incluso antes de saludarla y muchas otras cosas que
parecen maravillosas, pero con el tiempo te llenan de pesadez la vida. Era una
adivina, la última de su linaje, y aunque era un gran poder, ella lo comparaba
muchas veces con una maldición.
Por su vida pasaban miles de personas, querían conocer su
futuro, su vida y como les iría en el futuro. Nadie tenía nada especial! Pero un
día conocía alguien que la dejo desconcertada; era un hombre, no muy alto, con
el pelo algo desarreglado, sus ropas no eran las mejores, realizaba todo sin pensarlo mucho y lo peor de todo, no podía
predecir su futuro, tan solo podía ver segundos antes de que el actuase, no más
que eso.
La última vez que pude ver a esa adivina, lo recuerdo muy
bien. Era un día sombrío y triste, aquella adivina estaba perdida en sus
propios pensamientos, algunas lágrimas caían por su blanco rostro. Temeroso
pregunte que pasaba… era simple, desde que había conocido a aquel hombre había presenciado
el día de su muerte… y justo era esa tarde. A la mente me llego la imagen de
tan hermosa mujer sin vida, no lo podía creer. Trate de quedarme, pero ella sabía
que me iría (incluso antes de que se me cruzara por la mente).
Ella estuvo sentada, mirando desconsolada hacia la ventana. Cerró
los ojos y pudo ver claramente el futuro por última vez. Comenzó a contar hacia
atrás dispuesta a morir… 3…2….1…
Un plop, un poco de movimiento… la adivina ya no estaba más allí,
esa fue su última visión… pero ella seguía sentada, mientras yo la besaba, al
fin algo que no había podido predecir. Ella abrió sus hermosos ojos y solo vio
el presente, el ahora, me pudo ver…
FIN
Esteban!
Para una buena amiga.
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