jueves, 10 de octubre de 2013

LA ADIVINA

Hace un buen tiempo conocí una mujer, aunque ella ya me conocía, incluso antes de saludarla por primera vez.
Era bella, su pelo negro y corto contrastaba con su hermoso rostro; tus ojos te miraban y te dejaban totalmente absorto y perdido en su belleza… y su sonrisa… su sonrisa te hipnotizaba al instante. Su vida era como la de cualquier persona, a veces tenia risas, otras lágrimas, trabajaba duro por lo que quería, tenia todo totalmente planificado; pero lo sentía inútil… siempre sabría lo que sucedería.


Su vida tenía algo especial (como lo pueden notar), ella sabía exactamente que deparaba el futuro, todo estaba planeado por el destino y  ella lo leía, como si frente a ella pasaran las hojas de un diario. Si miraba la pasta de un libro ya conocía el final de este, a cada persona la conocía incluso antes de saludarla y muchas otras cosas que parecen maravillosas, pero con el tiempo te llenan de pesadez la vida. Era una adivina, la última de su linaje, y aunque era un gran poder, ella lo comparaba muchas veces con una maldición.

Por su vida pasaban miles de personas, querían conocer su futuro, su vida y como les iría en el futuro. Nadie tenía nada especial! Pero un día conocía alguien que la dejo desconcertada; era un hombre, no muy alto, con el pelo algo desarreglado, sus ropas no eran las mejores, realizaba todo sin pensarlo mucho y lo peor de todo, no podía predecir su futuro, tan solo podía ver segundos antes de que el actuase, no más que eso.

La última vez que pude ver a esa adivina, lo recuerdo muy bien. Era un día sombrío y triste, aquella adivina estaba perdida en sus propios pensamientos, algunas lágrimas caían por su blanco rostro. Temeroso pregunte que pasaba… era simple, desde que había conocido a aquel hombre había presenciado el día de su muerte… y justo era esa tarde. A la mente me llego la imagen de tan hermosa mujer sin vida, no lo podía creer. Trate de quedarme, pero ella sabía que me iría (incluso antes de que se me cruzara por la mente).
Ella estuvo sentada, mirando desconsolada hacia la ventana. Cerró los ojos y pudo ver claramente el futuro por última vez. Comenzó a contar hacia atrás dispuesta a morir… 3…2….1…


Un plop, un poco de movimiento… la adivina ya no estaba más allí, esa fue su última visión… pero ella seguía sentada, mientras yo la besaba, al fin algo que no había podido predecir. Ella abrió sus hermosos ojos y solo vio el presente, el ahora, me pudo ver…

FIN

Esteban!
Para una buena amiga.

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